Aprovechó su dilatada experiencia en este sector: la empresa, que había sido fundada en Zúrich en 1889 y contaba con una larga tradición, había representado marcas de relojes suizos muy conocidas desde 1946, en particular en el Lejano Oriente. A principios de los 60, la sociedad matriz de Maurice Lacroix adquirió una empresa dedicada al montaje de relojes, ubicada en Saignelégier.
Aquí, en el corazón de las montañas del Jura, se elaboraban relojes de alta calidad para varias marcas, que estampaban después su propia firma en la esfera, la caja y el movimiento. Gracias al conocimiento acumulado durante décadas creando relojes de alta calidad, para Desco von Schulthess crear su propia marca resultaría tan solo un paso más.
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